Llevando el antirracismo a la juventud alcorconera

Y ahora, ¿te apetece un conguito? Con esa pregunta se terminó el taller de Lucía Asué Mbomio Rubio, gestionado por Alcorcón Sin Racismo, en el IES Los Castillos el pasado 7 de junio. Cada miembro del público, que llenó el salón de actos, llevaba casi una hora aguantando pacientemente sin comer el conguito que lucía les había repartido al inicio de la sesión. Todo el mundo comió su chocolate, como era de esperar  – sobre todo de un público de entre 12 y 16 años… – pero lo hicieron sabiendo por primera vez qué estaban consumiendo y atribuyéndolo un significado profundo.

¿Qué paso entonces entre los dos “momentos conguito” que enmarcaron el taller, para producir tal concienciación? La conocida reportera de la RTVE enganchó a su público con una serie de preguntas, como por ejemplo, “alguna vez te han dicho que vuelves a tu país aunque eres en Alcorcón?”, “¿Pasa que te tocan el pelo sin permiso cuando andas por la calle?”  o “si estás esperando a alguien en la calle ¿te han preguntado cuanto cobras?”. Eran preguntas que permitían al público ponerse en el pellejo de Lucía a cierta medida. Bueno, a la mayoría blanca del público, ya que las personas no blancas ya sabían que es vivir esa realidad y quedó patente que les supuso un empoderamiento importante tenerlo expuesto de esa forma en su instituto.

Usando varios ejemplos más, Lucía logró comunicar de forma muy gráfica como es que la piel blanca (usamos esa palabra aunque sabemos que en realidad no es blanca) se ve como lo normal y una persona blanca no tiene que ser siquiera consciente del color de su piel. Mientras la piel negro (aunque tampoco es en realidad negro) con mucha frecuencia es definida por el color de su piel.

Aquí entra otra vez nuestro amigos, los conguitos además de Cola Cao y algunos productos más. Lucía ilustró con videos de anuncios – del pasado y presente –  como la publicidad de forma sutil a veces, y a veces de forma descarada fomenta esa realidad. Los anuncios proyectados a la vez identificaron el color de piel como la característica determinante  de sus protagonistas negras, las deshumanizaron (mostrándoles como un cola cao o un mono) y las ridiculizaron creando tópicos peyorativos (el esclavo feliz cosechando el cacao para satisfacer a su dueño blanco).

Así de esa forma Lucía muy sencilla y amena, Lucía de manera muy natural permitió al público percibir de otra forma anuncios que habían visto cientos o miles de veces antes sin ni darse cuenta del mensaje que comunican. Y de ese punto, avanzó hacia terreno bastante complejo, si no presentado de esa manera tan accesible. Explicó como los mitos y estereotipos racistas tienen su origen en la necesidad de justificar el proceso colonial y la esclavitud de los pueblos de las tierras colonizadas.

En su conjunto, el taller consistió un todo un viaje, histórico, ideológico y personal, que abrió los ojos y mentes de un gran numero de jóvenes,

a ver cosas nuevas en lo que tienen a su alrededor y lo que han visto miles de veces antes. Y se hizo sin en ningún momento imponer ni culpabilizar, lo cual facilitó que todo el mundo hiciera el viaje conjuntamente, las y los jóvenes preguntando y aportando en cualquier momento. Y de ahí, el último conguito tuvo un sabor distinto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *